miércoles, 18 de diciembre de 2013

NUESTRO PUEBLO Calle Moraleda Baja

Tiene nuestra céntrica Moraleda Baja, de apenas cien metros de longitud, la imporancia de haber sido a un tiempo: germen fundacional del sistema cooperativo; solaz del ocio villariego durante las noches de verano creando ilusión en grandes y pequeños con divertidas películas que rompían la monotonía de las faenas agrícolas diarias; también y el mismo local sería cuna de la industria artesana del tapizado y mueble metálico. Consultados los archivos municipales, aparece con su denominación actual por primera vez en el año 1861. En fechas anteriores solo consta la denominación Moraledas, sin saber a ciencia cierta si hace referencia a su paralela con la que forma manzana. Su nombre puede ser ligado al Huerto de las Moraledas, quiero pensar en el predominio de esa especie arbórea. Nace nuestra calle en la acera derecha de la arteria principal, calle del Arroyo, y orientada en dirección Este- Oeste sirve de transito hacia la calle Obispo y nos lleva a continuación al paraje del Borbote, manantial inagotable en nuestro querido Riofrío. En 1871 aparecen censadas cuatro familias y en 1895 nueve. Consultados algunos vecinos y personas de edad localizan lo siguiente. En la acera derecha:
Familia de Ricardo López con casa y huerto; luego viviría “El Manchego” con venta de vinos; también la familia Cabrera, dedicada a la agricultura. 
– Juan Fermín Ruíz, el lechero. 
– Huero de D. Victoriano Gómez, después propiedad de la familia Fuentes. 
– Hermanos Dionisio y Dionisia Cabrera, ambos solteros. 
– Ventura Linares y Dorotea Alberjón, carnicero y lechera. 

En la acera izquierda:
Casa de Paulina Gómez 
– Casa de D. Agustín Huertas, habitada por la familia Martos-Martínez, peluquero. 
– Casa de la familia Cabrera Luque, con fábrica de aceites. Después la regentaría D. Rafael Moya. Es en este solar donde se llevan a cabo distintas actividades industriales: – Origen de la primera cooperativa villariega. 
– A finales de la década de los cincuenta, cine de verano, propiedad del mencionado D. Rafael Moya, arrendado después a la familia Palacios y por último a D. Antonio Molina Galán. En este periodo y, por causa de la competencia del cine San Lorenzo, se verían incluso dos proyecciones nocturnas en funciones “fémina” o “machotil” (pareja o dos personas por una sola entrada). 
– Por último fue cuna de la industria artesana del mueble metálico y tapizados, como empresa “La Villarense”, propiedad de D. Tomás Gallardo y D. Lorenzo Peña. 

Agradecemos a nuestro paisano Juan Medina Moreno su inestimable colaboración en el recuerdo y esclarecimiento de datos ya olvidados.


Nº21
Curso 02/03
primer trimestre
Alumnos de 6º de primaria

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